Manifiesto

Canto Sumergido busca desenterrar una voz que pueda parecer oculta a ojos de quien vive y no encuentra, entre el ruido y el frenesí, una palabra que salve el silencio.

Canto sumergido quiere poner esa voz en manos de los que la tuvieron y aún la sostienen como ofrenda al interior de uno mismo.

Así, entre un libro inesperado, bajo la servilleta de desayuno, tirada en la acera, siempre en el lugar preciso e inexacto, aparece para encajar un día o una noche o un año.

Poesía como herramienta para el camino de lo que tenga que ser:

1. Detenerse para observar el devenir de los fluidos que componen, entre humores y realidad, aquello que rodea el cuerpo del observador.

2. Arrojar sin falta de violencia en ocasiones un canto o un guijarro para alterar y que la lógica inherente vuelva a tener cabida.

3. Cantar en silencio tanto a la mañana como a la noche para bañarse en el recodo.

4. Tomar conciencia de la emanación del eco que todavía permanece y resiste su condición de volátil.

5. Considerar el ofrecimiento del árbol inclinado en la vereda, hogar de hombres pobres y perennes.

6. Asir el arrullo del aire en la pradera extensa y, a ojos inocentes, infinita.

7. Divertir con la unanimidad de la máscara al desconocido ojo que salta un abismo tras otro.

8. Recordar a quien sembró, labró el surco y esperó paciente a aquellos que recogieran lo que emergiese.

9. Abrazar lo sereno que puebla el pecho del funambulista durante un eterno segundo.

10. Convocar la voz a tantos debida,

convocar el silencio despierto y esquivo,

convocar con las palmas ofrecidas la palabra.