חָכְמָה

Todo es mío, nada en propiedad,

no es propiedad de la memoria,

y mío solo mientras miro.

Apenas mencionadas, ya inseguras,

las diosas de sus palabras.

De la ciudad Samokow solo la lluvia

y nada más que lluvia.

París desde el Louvre hasta la uña

se cubre de cataras.

Del bulevar Saint-Martin quedan las escaleras

que conducen a la aniquilación.

Nada más que puente y medio

en la Leningrado de los puentes.

Pobre Uppsala

con un trocito de su grandiosa catedral.

El infeliz bailarín de Sofía,

cuerpo sin rostro.

Por separado su rostro sin ojos,

por separado sus ojos sin pupilas,

aparte las pupilas de gato.

El águila caucasiano planea

sobre la reconstrucción del cañón,

el oro traicionero del sol

y las falsas piedras.

Todo es mío, nada en propiedad,

en propiedad de la memoria,

y mío mientras estoy mirando.

Incalculable, inabarcable,

individual hasta el último hilo,

grano de arena, gota del agua

—el paisaje.

No guardaré ni una pizca en su plena visibilidad.

La bienvenida y la despedida

en una sola mirada.

Para el exceso y la falta

un movimiento del cuello.

- Wislawa Szymborska

Traducción de Elzbieta Bortklewicz