גְּבוּרָה
Cada vez que regreso
a mi país
después de un viaje largo
lo primero que hago
es preguntar por los que se murieron:
todo hombre es un héroe
por el sencillo hecho de morir
y los héroes son nuestros maestros.
Y en segundo lugar,
por los heridos.
Solo después,
no antes de cumplir
este pequeño rito funerario
me considero con derecho a la vida;
cierro los ojos para ver mejor
y canto con rencor
una canción de comienzos de siglo.